Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Resistencia a las relaciones de dominación 584 echado para ello que ya no las pueden sufrir ni menos sostener la guerra y visto cómo vuestra majestad nos manda que no gastemos cosas de su real hacienda y como no tenemos más comisión por lo del cuarto no se puede más continuar la guerra y harto se hará con la sisa que se pudiere haber de todo un año pagar los cuatro mil pesos que se deben a los mercaderes y gentes. 36 Este documento es muy revelador, pues pone en evidencia no tanto la debilidad del sistema como la necesidad que tenían las autoridades de la colonia de buscar la pacificación por la vía del diálogo. Sabían que no podían ganar esa guerra por las armas, pues no existían las condiciones ni los recursos, ni contaban con el tiempo necesario. La firma del tratado de paz con Enriquillo supuso una derrota para la Corona pues quedaba obligada a ofrecer toda una serie de concesiones para que abandonara las armas. Los acuerdos se firmaron en 1533, precisamente en la sierra del Baoruco, bajo estrictas medidas de seguridad exigidas por los rebeldes. Por la parte oficial puso su rúbrica Francisco de Barrionuevo, quien fue llamado expresamente para aquel asunto. Ahora bien, la firma del tratado con la facción rebelde que comandaba el cacique Enriquillo no supuso la pacificación total de la colonia, sino todo lo contrario. El acuerdo no fue bien asimilado ni aceptado por los demás grupos rebeldes de las lomas del Baoruco, por lo que, en respuesta a lo que entendieron como una claudicación, muchos intensificaron sus ataques a propiedades españolas. Evidentemente, estos grupos no tenían la capacidad de acción ni la inteligencia de Enriquillo, por lo que pudieron ser combatidos con eficiencia por las cuadrillas perseguidoras. La rendición de Enriquillo puso fin a uno de los conflictos bélicos más complejos de la historia colonial. Durante más de una década la estrategia militar de los organismos oficiales había sido puesta a prueba por los rebeldes indígenas, con muy malos resultados para las fuerzas del poder colonial. La destreza con que se movían los guerrilleros implicaba gran coordinación y una alta dosis de disciplina, lo que les permitía sorprender a los mandos castrenses de los conquistadores. La característica principal de este tipo de guerra, desconocida hasta entonces por los colonizadores, consistía en la rapidez de los ataques y el escaso número de insurrectos que componían los contingentes. Este tipo de lucha fue asimilado por el conjunto de la población rebelde de la isla, tanto por los negros esclavos como por los grupos indígenas que se mantuvieron alzados durante largas décadas. Inicialmente la preocupación de los colonizadores era la obtención de riquezas, y no previeron que el mismo sistema convertía la sociedad insular

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