Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 603 fletes muy elevados. En muchos casos llegaron a costear hasta la tercera parte del producto por concepto de la cargazón. En otras ocasiones los capitanes de embarcaciones, por cada caja de azúcar que llevaban cobraban otra. Lo mismo sucedía con los cueros y demás géneros. La situación llegó a tal punto que los miembros del Cabildo de la ciudad enviaron una carta de protesta a Su Majestad haciéndole saber las dificultades de los productores criollos para despachar sus granjerías y los altos precios que debían pagar por los productos que llegaban desde Sevilla. En la carta describían con bastante claridad los apuros que pasaban los vecinos de la colonia. Decían: Esta ciudad ha recibido y recibe cada día muy grande daño a causa de que los mercaderes no quieren dar las cosas de los mantenimientos sino a muy excesivos precios. Que muchas veces les hemos rogado nos den harina y otros mantenimientos con ganancias del cincuenta por ciento y ahora de pocos meses acá les dábamos ciento por ciento de ganancias y nunca nos quisieron dar cierta harina que trajeron a este puerto. Y pareciéndonos que los vecinos pobres y dolientes recibían mucho daño en no tener pan, platicando con los oidores de esta Real Audiencia la necesidad que había de dichas harinas les pusimos a castellano de oro el arroba. 7 Ante una denuncia como esta, a todas luces desafiante, la reacción de los mercaderes sevillanos no se hizo esperar. Amenazarón con no enviar barcos ni artículos manufacturados a la isla. Tiempo después, solicitaron al monarca que presionara a las autoridades de la colonia para que se anularan las tasas impuestas a sus productos; pero aún más, les advertían que de continuar con dicha práctica la población de Santo Domingo recibiría mucho daño. La influencia de los comerciantes sevillanos era tal que consiguieron una Real Provisión que desautorizaba y anulaba las medidas tomadas por el consisto- rio capitalino y le advertían que: ni el Cabildo ni cualquier persona se meta en poner la dicha tasa en los dichos mantenimientos ni mercaderías [...] sino que se guarde lo que siempre se ha guardado. 8 El capitán Gonzalo Fernández de Oviedo, que en esos momentos se des- empeñaba como alcaide de la fortaleza de Santo Domingo, fue propuesto como representante de la oligarquía comercial. En su defensa denunció ante el Emperador la actitud ambiciosa e insaciable de los mercaderes sevillanos,
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