Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 61 en función de situaciones históricas particulares y tendencias intelectuales. Por ejemplo, no se asume en bloque una historiografía tradicional, sino que se establecen cortes cronológicos o conceptuales que permiten establecer sig- nificaciones. La metodología de Jimenes Grullón podría tener cierta validez desde la óptica exclusiva de su época, aunque es cuestionable en todo sentido igualar a Pedro Troncoso y Pedro Mir, para poner un ejemplo. En el presente capítulo se parte de una periodización desde el prisma del largo plazo o de la reconsideración del conjunto de la historiografía relativa al pueblo dominicano y a sus antecedentes en el territorio insular. Dentro de esta perspectiva, una primera etapa consiste en el antecedente de los cronistas y los funcionarios, que elaboraron textos al margen de una consideración integrada del colectivo. Es lógico que así fuera, ya que para los siglos xvi y xvii todavía no se había comenzado a estructurar el pueblo do- minicano como realidad subjetivizada. En una primera modalidad (en parte coincidente con una sub-etapa), correspondiente a los cronistas de Indias, la referencia estaba dada por el entorno de la expansión española en América. En una segunda expresión, la nota dominante provenía de la relación de los funcionarios con el medio local. No existía, por tanto, una historiografía do- minicana e incluso, salvo los cronistas de Indias, tampoco podría reconocerse cualquier otra en la acepción más común. La segunda etapa corresponde al prolegómeno de la historiografía local. Se produce a partir de mediados del siglo xviii hasta el final de los tiempos coloniales. Los contados autores toman conciencia de la existencia de un co- lectivo humano diferenciado. Percibiendo un hecho objetivo, pretendieron potenciarlo a través de sus elaboraciones, de manera invariable conectadas con reivindicaciones de los sectores superiores criollos. Estos no se propo- nían romper con España, por lo cual buscaron fórmulas de promoción de sus intereses particulares bajo el dominio de la monarquía. El marco ideológico dominante fue el procesamiento de la Ilustración, aunque en una vertiente conservadora. La atención primordial de las elaboraciones se dirigió al terre- no cultural. Fue solo en una tercera etapa cuando surgió propiamente una historio- grafía dominicana. El fenómeno se produjo tardíamente, en la segunda mitad del siglo xix , tras una prolongada depresión económica y demográfica. La ela- boración de textos marchó con rezago respecto al surgimiento de la conciencia de sí, a resultas de las precariedades materiales en que se desenvolvió el proce- so y de la fragilidad de la afirmación nacional. Esta etapa estuvo matizada por el marco de la ideología liberal y la impronta de la sensibilidad romántica, y se concretó primordialmente a través de una narrativa política.

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