Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 611 en vista de que no se puede evitar [el contrabando], ha parecido lo más conveniente [...] que todos los pueblos que al presente hay poblados en esa isla en la costa de la parte norte y cerca de ella se retraigan y metan en la Tierra Adentro en sitios y partes sanas y cómodas y que tengan las cualidades que conviene para su susten- tación y perpetuidad de agua, montes y tierras para labrar pastos y otras cosas. 30 Entre las razones que impedían la materialización de esa idea estaban los intereses en juego. En segundo lugar, no existía un ejército capaz de llevar a cabo semejante acción, al menos para garantizar un buen resultado. Cada vez que se renovaba el aparato administrativo de la colonia, la idea de las despoblaciones era retomada por las nuevas autoridades. El doctor Diego de Villanueva Zapata, nombrado fiscal de Santo Domingo en 1575, fue uno de los que propuso el abandono de aquellos lugares. Para él, la solución del problema pasaba por deshacerse de las poblaciones costeras, para lo cual proponía: quitar los lugares de los puertos retrayéndolo a la Tierra Adentro, pues no tienen defensa, o mandar a proveer galeras que guarden estas costas y no consientan llegar navíos de enemigos, los cuales llevan gran parte de los frutos de la tierra. 31 En 1582 se propuso una solución que no implicaba despoblar los lugares de la banda norte, aunque afectaba a los intereses de los vecinos de la zona. En vista de que el medio de subsistencia de aquellos pobladores era el contra- bando se prohibió que por un periodo de cinco años se pudiera sacrificar el ganado vacuno. Esta prohibición no tuvo el efecto esperado por la insubordi- nación de la población. 32 Otra de las propuestas que se hicieron para evitar el tráfico de mercan- cías de forma ilegal fue establecer controles sobre los depósitos de la sal. Con esto se pretendía racionar el conservante para que los propietarios de ganado solo pudieran salar los cueros estipulados. 33 La idea fue rechazada por un grupo de oidores, que argumentaron las ventajas que suponía la existencia del comercio ilegal. Aseguraban que el contrabando había impedido la des- población total de la colonia. Algunos llegaron a reconocer que la presencia de extranjeros, y de los franceses en particular, era una necesidad. En este sentido se pronunciaba Francisco Franco de Torrequemada, alférez mayor de Santo Domingo, en una carta enviada a Su Majestad. Entre otras razones,

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