Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
El contrabando y la decadencia de las relaciones de producción esclavistas 612 le decía que el problema no era sacarlos de la isla, sino, todo lo contrario, mantenerlos. 34 La falta de un comercio regular entre Sevilla y Santo Domingo originó la escasez de los artículos de importación con que se sustentaban los habitantes de la ciudad. Entre las mercaderías más escasas se señalaban el pan, vino, harina, y aceite. Por su parte, la carne, el casabe y el maíz eran suplidos por los comerciantes del interior. Otro de los problemas del comercio ilegal en la banda norte era la despo- blación de la ciudad de Santo Domingo, que en tan solo cinco lustros llegó a perder más del 20% de su población. 35 Al contrario de lo que estaba sucedien- do con la población de Santo Domingo, el ritmo de crecimiento de estos pue- blos norteños era inversamente proporcional. Para esa fecha llegó a alcanzar 30 vecinos, la Yaguana 80, Concepción de la Vega 60, y Santiago 70. Estos fueron los lugares donde se produjo el mayor aumento demográfico. Puerto Plata sufrió estancamiento, quedándose con tan solo 14 vecinos. La villa de Azua duplicó la población que tenía en 1567, llegando a 15 vecinos. 36 En algo más de dos décadas la ciudad de Santo Domingo perdió más de 200 vecinos. En realidad la población no salía de la isla sino que se mudaba a otros lugares más activos en términos comerciales. De esa manera, cuatro de los pueblos de la banda norte llegaron a contar con una población que sobrepasaba en total los 250 vecinos. 37 Este proceso agudizó aún más las contradicciones entre los miembros del Cabildo y de la Audiencia. Los nuevos funcionarios, al desconocer la realidad insular, entraban en conflicto con quienes, además de poseer fuertes intereses económicos, tenían raíces en la colonia. En declaraciones hechas por Juan de Victoria, visitador que fue a Santo Domingo en 1572, después de inspeccionar aquellos lugares y por tanto ser un conocedor de las necesidades de sus vecinos, pidió que las poblaciones de aquellos lugares pudieran contratar con toda libertad. Para justificar su peti- ción le comunicó al monarca que había recibido presión hasta del obispado de La Vega. Decía que: han acudido a mí los vecinos del obispado de La Vega agraviándose de ello porque de no poder cargar en Puerto Real y que están en su comarca, se les pierden los frutos porque Puerto de Plata esta muy lejos y es muy trabajosa la navegación y el camino por tierra muy costoso. Yo les hice cargo de esto a los oidores, no se si tienen licencia para ello de vuestra majestad sin la cual me parece que no la pudie- ron hacer porque demás de ser estanco y en perjuicio de los derechos
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