Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 617 que no era la mejor opción para detener el desgaste que estaba sufriendo la economía de la colonia. En 1602, mediante una Real Cédula enviada al presidente de la Audiencia, propuso nuevos incentivos para la población de Santo Domingo. Entre ellos estaba la ampliación de la merced para que las mercaderías que entraban y salían de manera oficial solo pagaran el 6 % de alcabala y almojarifazgo. Posteriormente estos impuestos quedaron reducidos a tan solo el 2.5%. O sea, hubo una reducción aún mayor que la que se pagaba del 7.5%. 53 Otra disposición tendente a paliar la crisis fue permitir que las mercaderías procedentes de Castilla estuvieran libres de estos gravámenes hasta una cantidad de 2,000 ducados. En vista de que ninguna de estas soluciones surtió los efectos esperados, la Corona decidió preparar las condiciones para llevar a cabo las Devastaciones. Dado el descontrol y la falta de autoridad del presidente de la Audiencia, lo primero que se hizo fue dotar de mayores atribuciones a esta figura impidien- do que los demás miembros de aquel organismo manejaran informaciones privilegiadas. En este sentido, la censura fue impuesta mediante una Real Cédula que prohibía que los oidores enviaran noticias a Castilla sin el conoci- miento expreso de su presidente. 54 La razón por la que fueron tomadas tales resoluciones se debió a que gran parte de los miembros del organismo estaban en contra de que los vecinos de la banda norte abandonaran sus propiedades. A lo anterior se unían las denuncias que en ese mismo sentido hacían los miembros del Cabildo eclesiástico. De igual manera se manifestaron los vecinos de la ciudad de Santo Domingo, quienes vie- ron cómo bajaban los precios de los productos de mayor consumo cuando entra- ban a través del contrabando. 55 Así, no resulta extraño que una gran parte de los pobladores de la colonia estuvieran en contra de las proyectadas Devastaciones. Sabían que la destrucción de esos territorios iba a suponer una gran pérdida, tanto para las familiasmás pobres como para la aristocracia y la élite gobernante. Linajes como los Bardecí, Torres, Agüero, Villalobos y Tapia, entre otros, contaban con fuertes intereses en los lugares que se querían destruir. Araíz de la muerte de Felipe II, acaecida en septiembre de 1598, la idea de las despoblaciones volvió a tomar fuerza entre las autoridades de la colonia. Esta vez el asunto iba en serio pues se habían hecho nuevos nombramien- tos en la administración colonial. Fue nombrado como gobernador Antonio Osorio, quien sustituiría en el cargo a su hermano Diego Osorio, fallecido en Santo Domingo el 26 de octubre de 1600. No hay dudas de que a su llegada el nuevo presidente gobernador fue informado con todo lujo de detalles de la situación, aunque es improbable que pudiera conocer las verdaderas dimen- siones del problema.

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