Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historia general del pueblo dominicano 63 influencias, particularmente en cuanto toca a las consideraciones estructura- les y económicas. Casi todos sus representantes han postulado fórmulas de negación del discurso tradicional, sobre todo en su vertiente trujillista. C rónicas y memoriales Desde la implantación del dominio español se observa la coexistencia de dos expresiones historiográficas: la crónica y el memorial. Solo la primera tiene propiamente un formato que se corresponde con exigencias de cronolo- gía, descripción y examen de los hechos, interacción de planos de los proce- sos, explicaciones globales y uso de fuentes. En cambio, el memorial, para designar de tal manera todas las variantes del género de textos de origen administrativo o institucional, se circunscri- be normalmente a una situación particular, se remite a un interés utilitario inmediato, no pretende realizar un examen general de factores ni tomar en consideración antecedentes, al tiempo que carece de una perspectiva personal y subjetiva, por cuanto está condicionado por requerimientos institucionales. Como género, la crónica tuvo una duración limitada, grosso modo la pri- mera mitad del siglo xvi . Una porción de los textos no estuvo al alcance de los lectores durante los tiempos coloniales o su acceso fue mínimo para los habitantes de la isla de Santo Domingo. Las dos obras más importantes, la Historia de las Indias , de Bartolomé de las Casas, y la Historia general y natural de las Indias, de Gonzalo Fernández de Oviedo, se vinieron a publicar completas en el siglo xix . 3 En vida, ambos autores solo hicieron de conocimiento público resúmenes de menor envergadura. Las Casas insistió en la crueldad de la implantación española, 4 mientras que Gonzalo Fernández de Oviedo puso el énfasis en descripciones generales, en vez de las particulares que caracteriza- ron su obra magna, publicada después de su muerte. 5 La polémica que escenificaron ambos autores acerca de la obra de España en América y la naturaleza de las culturas aborígenes tuvo amplia difusión. Prolongaban los debates iniciados por los sacerdotes y teólogos, primero en Santo Domingo y luego en la Península. Las Casas, a pesar de que luego fue obispo de Chiapas y Protector de los Indios, condenó la implantación española por inmoral y destructiva de un pueblo dotado de todas las prerrogativas de la humanidad. En su empresa, el teólogo e historiador procedió a describir las sociedades aborígenes, los

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