Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Arquitectura colonial 642 La isla había sido explorada y se había encargado un mapa que mostraba todos los ríos, montes y valles, así como la situación de cada uno de ellos en el territorio. Este mapa fue el primero y se atribuye al cartógrafo Andrés Morales. 16 El mismo Morales parece que elaboró el conocido mapa de Bolonia, atribuido a Pedro Mártir de Anglería. Este mapa, iluminado y corregido, es el que acompaña la publicación de Pedro Mártir de Anglería en 1516. 17 Al terminar el gobierno de Nicolás de Ovando, la dinámica urbana se mantiene y el polo urbano donde se inició la ciudad se refuerza con la construcción del palacio virreinal del segundo Almirante Diego Colón. No obstante, comienza a adquirir importancia la Plaza Mayor, en cuyo entor- no se ubican la Catedral Metropolitana, la Real Cárcel, la casa del Cabildo Municipal y residencias importantes de la élite de la sociedad urbana que pobló el vecindario junto al río Ozama cuya desembocadura estaba protegida por una torre-fortaleza en el lado occidental, y una torrecilla de defensa en el oriental. Esta última da su nombre a la punta costera donde se crea la barra aluvional de la boca fluvial del Ozama. En un prólogo escrito hace algunos meses, nos referíamos a la Casa del Peso de la Harina, iniciada para 1512-1515. 18 Esta obra es el antecedente de las Atarazanas Reales de Santo Domingo. Dos ensayos de Fray Vicente Rubio 19 describen el proceso que contiene detalles sobre el depósito aduanero. Albañiles, herreros y carpinteros desfilan en las cuartillas redactadas. Cito: «Dos herreros bien conocidos se encargaron de la clavazón, etc., y al célebre Matolín le ordena- ron realizar ocho cerraduras con sus llaves y aparejos para las puertas e postigos de las Atarazanas, las aldabas y quiciolleras, más 8 abrazaderas con sus flores –cuatro para cada puerta, amén de las alcayatas». Matolín fue el mismo personaje a quien la Real Audiencia de Santo Domingo le encargó construir un arca especial de tres llaves para meter en ella todo el oro que en 1537 debía transportar desde aquí a España en la famosa nao Imperial , comandada a la sazón por Blasco Núñez de Vela. El trabajo de Matolín en aquella coyuntura dejó muy satisfechos a los quisquillosos oidores». La saga incorpora al arquitecto Antonio Álvarez Barba, en 1772, reedificando los techos de los portales de las Atarazanas, reparando sus azoteas, empañetando sus bóvedas y paredes, mejorando su ventilación y reba- jando el terreno en el exterior para controlar la humedad. Obras emblemáticas de este período inicial, además de las Casas Reales, son: el Palacio Virreinal, el muy mudéjar alcázar colombino; la medieval Fortaleza con su Torre de Homenaje y los vestigios de su antigua puerta flan- queada por dos torreones circulares; el hospital dedicado a San Nicolás, de fuerte sabor plateresco, y un conjunto de casas de estilo gótico-isabelino. A partir de la década del veinte (1520) se inicia la construcción de la Catedral,

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