Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Arquitectura colonial 650 esta secuencia: estructuras militares; hospitales; factorías azucareras; conventos e iglesias; capillas y ermitas; plazas y casas coloniales. La relación siguiente constituye solo una aproximación a un asunto que requiere de un proyecto que ha debido ser puesto en marcha desde hace tiempo. La falta de recursos ha impedido al Centro de Inventario de los Bienes Culturales procesar y orga- nizar un archivo moderno e iniciar investigaciones fundamentales en torno a una multitud de asuntos pendientes, que crece cada día diversificando su res- ponsabilidad y ampliando el complejo panorama que generan año tras año la arqueología, la arquitectura colonial y moderna, la documentación, las artes en general, y las colecciones que se conservan en museos públicos y privados que el Estado debe proteger porque son parte de la historia del pueblo dominicano. E dificaciones militares Las murallas, parcialmente restauradas recientemente, fueron iniciadas el 5 de agosto de 1543, en el día de Santo Domingo, por el maestro mayor de arquitectura Rodrigo de Liendo. Al fundarse la ciudad en su emplazamiento actual, se acometió la construcción de la Fortaleza y su Torre del Homenaje que protegían la entrada al puerto y desembarcadero. Años después, y fuera del recinto urbano, se levantaron los castillos de San Gerónimo, construido en 1737, y de Haina de mediados del siglo xviii . En la actualidad ambos están destruidos casi totalmente, aunque se conservan algunos lienzos y buena par- te de sus cimientos y parte del foso que protegía el primero. El Fuerte de la Concepción, uno de los bastiones de mayor importancia en el sistema de defensa de Santo Domingo, está ligado al nombre de Juan Bautista Ruggero, quien proyectó la parte norte de las murallas en 1672. Durante los trabajos de restauración reciente, se llevaron a cabo investi- gaciones arqueológicas que permitieron reconstruir la rampa de acceso, cañoneras, camino de ronda, así como determinados vestigios que permi- tieron compactar el terraplén, gradas para la infantería y para consolidar su atalaya. Entre los baluartes restaurados, el de Santa Bárbara es el más impresionante. La puerta más hermosa de la ciudad antigua, su entrada principal, era sin duda la de San Diego, construida junto al río. Flanqueada por columnas ado- sadas en ensambladura con el muro y de estilo plateresco avanzado, sobre sus capiteles se descubre un gran alfiz de fuertes molduras. Cierto refinamiento
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