Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I

Historiografía dominicana 68 correlativa consistencia interna. La aparición de los primeros textos vehiculaba una actitud cultural de nuevo género, de aprecio por lo local. Se trató de algo en germen, empero, en la medida en que el país seguía en condiciones materiales precarias y en que los sectores dirigentes todavía no pensaban en términos nacionales. La lealtad a España conllevaba un freno a esa búsqueda. Los mol- des dominantes de la cultura no eran favorables a esas exploraciones, por su carácter tradicionalista, su vocación eurocéntrica y su precariedad. Luis José Peguero, el precursor anónimo La primera manifestación conocida de un texto escrito bajo la sombra de la identidad dominicana fue la del terrateniente banilejo Luis José Peguero, quien redactó un extenso manuscrito que concluyó en 1762. Este permane- ció inédito, hasta que fue publicado por el Museo de las Casas Reales, con presentación de Pedro Julio Santiago. 19 Ese escrito pionero consta de varias partes, aunque no siempre están claramente deslindadas. El hatero carecía de formación cultural suficiente, por lo cual no pasó de cronista autodidacta, inhábil para esbozar un discurso articulado. Peguero se interesó en los orígenes de la colonia española, lo que pro- venía de reflejos espontáneos de quienes se reclamaban blancos y de origen peninsular. Había quedado una tradición acerca de la grandeza del país en el siglo xvi que trató, tal vez por primera vez, de conocer de manera sistemática. Lo que hizo respecto a tiempos pretéritos, sin embargo, consistió casi en su totalidad en una transcripción no literal del cronista Antonio de Herrera, al parecer el único de los que habían tratado la historia inicial de Santo Domingo que se encontraba para él asequible. Un segundo apartado de esta obra está constituido por la relación de lo que había acontecido en las últimas décadas, con un connotado matiz localista. En cierta manera, reproducía la historia de Santo Domingo a través de la inmediatez de su propio horizonte. Gran parte de las anotaciones se referían a sucesos de la vida cotidiana, como siniestros, crímenes o accidentes de la naturaleza, tales como temblores, plagas y epide- mias. No hay en él atisbos de tratamiento erudito o sentido de la especialidad. No se está en presencia de un historiador formado, sino de un aficionado penetrado de un universo inmediato. Peguero, de todas maneras, fue un innovador, al expresar un sentido de pertenencia al conglomerado. Fue el primero que utilizó el gentilicio domini- cano, por lo que cabe suponer que existía desde tiempo atrás, aunque no está consignado en ninguna fuente hasta ahora encontrada.

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