Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historiografía dominicana 70 que se produjese un vuelco hacia la esclavitud intensiva, con idénticos perfiles a los vigentes en la vecina colonia francesa de Saint Domingue, como recurso indispensable para que la colonia de Santo Domingo se desarrollase, España obtuviese beneficios de ella y se produjese una sintonía de intereses entre los habitantes de la dependencia insular y la metrópoli. Sánchez Valverde se apoyaba en las consideraciones que esbozaban los círculos dirigentes españoles para aupar una explotación sistemática de los territorios americanos. Pero al hacerlo desde un ángulo localista, proponía medidas que chocaban con el interés inmediato de la metrópoli, como la libe- ralización de los intercambios comerciales con el exterior y la permisión de la introducción masiva de esclavos traídos de África. Tal tinglado requería una argumentación que desarrolló alrededor de la dignidad de los lugareños, los «hispano-dominicanos», puesto que deberían ser sujetos de su realización por medio del avance económico. No había di- ferencias, para él, entre americanos y europeos: como conjunto hispano en lo cultural y blanco en el orden racial, con lo que excluía a la mayoría de color (y se sumaba a quienes lo excluían a él también). Aceptaba, por ende, la conveniencia del dominio español y situaba la especificidad de la cultura criolla en torno al concepto de patria, con el que aludía al sentimiento de apego al terruño. Lo más importante, empero, es que centraba la identidad de los dominicanos alrededor de su pertenencia a la nación española, fuente de su sustancia y de ubicación en una formación estatal. 24 Detrás de tal dialéctica entre patria y nación subyacía la defensa del interés particular de los dominicanos de clase superior, insertos en la conveniencia de no entrar en colisión con la monarquía. Más aún, lo que perseguía era que Madrid acogiera a los criollos como súbditos en igualdad de condiciones. La argumenta- ción histórico-antropológica conducía a la solución pragmática de los intereses de la patria. Derivaba de ahí su concepción de fomento de la economía por medio de la revolución esclavista. 25 No concebía que este programa se llevara a cabo fuera de los linderos del dominio de España, por cuanto desprendía cualquier posibilidad de agenda histórica de la sustancia política y cultural española. Como para él los hispano-dominicanos constituían un conglomerado integrado, aseguraba que no habría lugar a temor si se incrementaba de golpe el número de esclavos, como él proponía. No le preocupaba, por tanto, una desnaturalización a causa de un flujo masivo de africanos: estos estaban excluidos por definición de la pertenencia al colectivo, y este contaba, gracias a sus atributos culturales hispánicos, superiores a cualesquiera otros, con los medios intrínsecos para su supervivencia. Con Sánchez Valverde se estrenó la teoría hispanista de la historia domini- cana. 26 Aunque era un ilustrado, actuó en un sentido distinto a otros americanos
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