Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 79 en 1844, para que las élites letradas participaran activamente en los asuntos de poder y encontraran medios de elaboración de sus propuestas, tanto en opúsculos como en la prensa. 45 Pero aun en los primeros tiempos de vida nacional-estatal, la producción historiográfica fue exigua, reducida a apuntes poco sistemáticos. Entre los hombres cultos no estaba planteado traspasar el horizonte de la crónica. Por ejemplo, uno de los letrados más importantes de la época, Manuel Joaquín Delmonte, dejó unas notas que fueron reelaboradas por Thomas Madiou. 46 Otra manifestación de tal molde de expresión también atendió a lo acontecido entre 1843, año de la caída del dictador Jean Pierre Boyer, y 1844, cuando se fundó el Estado dominicano y se consolidó un esquema de poder social. Su autor, José Dolores Galván, fue secretario de Francisco del Rosario Sánchez, lo que le permitió registrar situaciones fuera del alcance público. 47 Tal formato, de registros, apuntes, notas y memorias, se mantuvo como género casi exclusivo hasta la década de 1860 y dominante hasta bastante después. La mayor excep- ción estaba constituida por artículos o ensayos publicados en la prensa, que atendían a temas puntuales, en general carentes de los cánones formales del discurso histórico. Todavía hasta fin de siglo los hechos alrededor de febrero de 1844 seguían ventilándose en materiales de ese tipo. 48 Es lo que explica que los únicos libros sobre la historia dominicana de común acceso y de casi exclusiva referencia en la prensa, hasta finales de la década de 1860, fueran Idea del valor de Sánchez Valverde e Historia de Santo Domingo de Antonio del Monte y Tejada. La consagración del conservadurismo en Del Monte y Tejada La ausencia de producción sistemática que apuntara a la generalidad de la historia del país fue superada por Antonio del Monte y Tejada, nativo de Santiago de los Caballeros, abogado de la Universidad de Santo Tomás de Aquino y emigrado a Cuba a raíz de la invasión de Dessalines en 1805. A lo largo de medio siglo de destierro, nunca abandonó el objetivo de retornar a la patria natal, no obstante su compenetración con los medios dirigentes de Cuba. Como principal resultado del apego al terruño, se dedicó durante décadas a compilar fuentes sobre el pasado del país, sobre todo las asequibles en Cuba. Publicó el primer tomo de la Historia de Santo Domingo en 1852. Ya el país tenía unos cuantos años de vida independiente, pero Del Monte nunca renunció a su condición de español, por lo que no se propuso retornar mien- tras no se reinstalara la soberanía de la Madre Patria. Del Monte se trazó como programa, en la introducción a la obra, la recons- trucción de la historia integral del pueblo. En ese texto asumió perspectivas
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