Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 99 En las primeras dos décadas del siglo xx surgió el género de los libros de texto. Sus autores eludieron los debates que se llevaban a cabo en torno al revisionismo arriba aludido, al igual que a los efectos de la aplicación de la filosofía positivista, que se verá en el siguiente acápite. Por su peso en la formación de conceptos acerca de la trayectoria del país, contribuyeron a em- pobrecer la conciencia histórica y la capacidad crítica. Algunos de esos libros abrigaron la intención de ampliar las visiones sobre determinados periodos, como los orígenes. Tal fue el propósito de Casimiro de Moya, quien intentó hacer uso de nuevas referencias disponibles respecto a las obtenidas por García, pero con escaso éxito. 90 Algún autor, como Arturo Logroño, se propuso hacer uso del escenario de la historia con fines de defender posturas políticas. Este letrado y orador no se aproximó en forma profesional al examen de los hechos, pero contrastó por introducir un mínimo de reflexiones acerca de la pugna persistente entre dos principios encontrados de lo nacional y su antitesis del anexionismo. 91 A medida en que las obras tenían mayor éxito en ser acogidas como textos didácticos, disminuían sus contenidos intelectuales. Es lo que se observa en el manual del letrado y político de La Vega, Manuel Ubaldo Gómez, que vehiculó la primera aproximación a la historia en una genera- ción y, por tanto, tuvo la fortuna de varias reediciones. Es obvio que Gómez se limitó a depender de Del Monte y García, y que para los periodos más recientes, posteriores a 1844, se limitó a clasificarlos según administraciones gubernamentales. 92 Mucha mayor influencia tuvo el manual de Bernardo Pichardo, otro letrado y político, quien introdujo un sesgo conservador y tradicionalista, marcadamente hispanista y elitista, que daba pábulo a mitos y supuestos ab- surdos. 93 De este libro se hicieron sucesivas reediciones hasta mucho tiempo después de sumuerte. Para sostener su vigencia anacrónica, Emilio Rodríguez le introdujo una cronología de las décadas posteriores a la narrativa. Todavía hasta la década de 1960 era el texto preferido para el bachillerato, causando un daño demoledor a la capacidad de desarrollo intelectual a partir del cono- cimiento de la historia. No dejaron de publicarse otros libros por el estilo, algunos de escasa cir- culación, por lo que fueron conocidos por pocas personas. 94
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