Historia General del Pueblo Dominicano Tomo I
Historia general del pueblo dominicano 601 La Corona, aunque en todo momento apoyó las acciones de los sevilla- nos, en cierta medida no dudó en proteger la naciente industria azucarera. Una muestra de ello se hizo evidente cuando prohibió que se ejecutaran los ingenios o sus bienes por las deudas contraídas por sus dueños. Igualmente el Estado se prestó como avalista de los productores que no pagaban a tiempo a sus acreedores. Por otro lado, y para resarcir los posibles riesgos que cau- saban las deudas, se concedieron ayudas a los productores locales mediante exenciones fiscales y licencias para importar esclavos. La incapacidad de los señores de ingenios para hacer frente a las deudas contraídas con los banqueros andaluces, unida a su falta de liquidez, los obli- gó a firmar cartas de pagos con unos intereses muy por encima de lo habitual. Esto hizo que se mantuvieran endeudados de forma permanente y, por lo tanto, que dependieran de los capitales financieros radicados en Sevilla. Entre los grupos de poder de mayor influencia, además de los sevillanos, debemos destacar a los genoveses y alemanes. 4 Lo que no advirtieron los peninsulares fue que la circulación de mercan- cías hacia el Nuevo Mundo, y particularmente con destino a Santo Domingo, no iba a permanecer por mucho tiempo bajo un régimen monopólico, ni mu- cho menos que la sacarocracia dominicana permanecería de manera pasiva dependiendo de esos capitales. Dicha política produjo un efecto totalmente contrario al esperado, pues cohesionó a la clase empresarial local en torno a un proyecto cuyo principal objetivo era librarse de las ataduras impuestas por los andaluces. Por otro lado, el comercio regional registró su mayor desarrollo gracias al impulso de las exportaciones, tanto de los productos criollos como de las mercaderías que llegaban desde la Península y las que introducían de contrabando holandeses, portugueses, ingleses y franceses. Estos negocios agudizaron aún más las contradicciones con los mercade- res sevillanos. Los peninsulares llegaron a pedir que las mercaderías llevadas a Santo Domingo no pudieran venderse en otros lugares. Alegaban, entre otras razones, que los géneros que entraban en la Española solo pagaban el 7.5% por concepto del almojarifazgo, lo que suponía una reducción del 50% del valor de dicho impuesto. Aeste hecho habría que agregar la intensificación del comercio ilegal, una de las actividades más lucrativas del momento, sobre todo por la gran cantidad de navíos que comenzaron a contratar con la colo- nia. El contrabando se hizo fuerte en la costa norte debido a la presencia cada vez más acentuada de comerciantes franceses, los cuales, de manera abierta, recibían el apoyo de las autoridades y de la población de aquella zona. 5 A partir de 1530 se libraron las confrontaciones más duras entre los mer- caderes sevillanos y productores de la Española. Esto fue debido a que los
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